En la ruta no andaban ni los camiones. La radio no emitía nada seductor y puse unas canciones de Calamaro. Sus discos siempre me conducen a mi habitación de chico, en casa, con los ojos clavados en la información del librito del CD prestado por el Chino.
Sonó, entonces, y el viaje en la ruta fue también una sensación de estar tirado en la cama, con los ojos cerrados con música en los parlantes del equipo Crown y la luz de un velador de compañía. En la ventanilla seguían los verdes y las vacas y los alambrados. No recuerdo a qué altura estaba en aquel momento, pero tengo el recuerdo de tomar una curva amplia en dirección a Roque Pérez.
Y justo ahí una letra, una “s”, derrumbó el viejo marco del paisaje de la canción “Cuando te conocí”, porque antes de escuchar que en realidad no había una “s”, todo era distinto. La historia de amor tóxico se reconvirtió. Antes, yo escuchaba, “cuando te conocí/salías con un amigo/ de los pocos que tenías”. Eso hizo imaginar que ella salía con un amigo de los poco que conservaba y tenía.
Pero, en el auto, esa vez, en esa curva, la escuché sin la “s” y cambió el
imaginario. El que cuenta la historia, entonces, se quedó con la novia de su
propio amigo, de los poco que tenía. La “s” ya no estaba. Puse la canción de
nuevo y la historia vieja ya no existió más, porque no se puede cambiar de
imaginación como de sombrero.
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