El verde rebalsa bajo llama,
sube y sube y reposa,
mientras el sol renace
y cada flor respira.
El aroma envuelve: la cocina
la mesa, el mantel, la nariz.
Como sin permiso y de modo
químico, se esfuma.
El calor viaja cara abajo
y cada tripa despierta, se agrieta,
recorre tramos sin freno
y reposa como agua, como tanque.
Nuevo trago, nueva vida,
vieja memoria que viaja
sin más acá, sin cielo que
reluce lejano, ambiguo.
Cada espacio ahora siente
calor de invierno interno
sobre el pensamiento clave,
del día que arrancó.
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