
Las sensaciones tienen el poder de accionar en retrospectiva, pero por lo general se diluyen y resulta trabajoso volver a la reconstrucción total de la sensación y que vuelva a doler o se perciba de igual modo que la primera vez que algo punzó la piel o se miró por primera vez.
El olfato sí tiene el poder de traslación espontánea y de repente el aroma a laurel puede llevarte a la cocina de tu abuela. Los perfumes también cuentan con esa fortaleza y alcanza con sentir apenas un halo de sus aromas para que vuelva la esencia de la persona que fue la primera referencia. Lo más raro es en cómo a través de dicha esencia las imágenes regresan, se pasean en pensamientos y volvemos a un momento que, olfato mediante, nos transporta en estado real al sentido del olor.
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