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Sasturain en su casa con mil libros

 


A Sasturain el fútbol le “pasa”. Su hogar es un gran departamento con pisos encerados a la vuelta de Plaza de Mayo. Es el 8 de junio de 2012 y el frío en la vereda es un tornillo de hondo calce. Desde el portero la voz del viejo avisa que ya baja. Minutos después da la bienvenida. Abre una puerta de madera con una chapa donde se lee Investigaciones Etchenike.
Sasturain se pasea con un vermut a la mitad. Su baticueva es una habitación gigante y no se le ven las paredes: miles de libros rebalsan anaqueles del tiempo, panceados. En un rincón y como en exposición en lo alto uno dice en grande Nabokov. A tres metros, un velador con un foco de luz amarillenta de película de los ‘60 alumbra como un par mil. Sasturain acomoda el remangue de su camisa gris a cuadros que siempre usó en las entrevistas de la televisión y avisa que “prendan el grabador nomás”.
Suena el teléfono. Sasturain escucha. Achina los ojos y sacude la cabeza. “El sábado no puedo. En la semana puedo, pero el fin de semana se me complica. ¿Si el domingo? No, no. El domingo es sagrado”. El fútbol, relato y memoria. “Mi viejo siempre contaba que los uruguayos en cada aniversario de la final del Maracanazo se juntaban a escuchar los noventa y pico de minutos y gritaban los goles ¿Podés creer? Supongamos que todo eso hubiese sido un gran bolazo… andá a decirles a los uruguayos eso”.
Los minutos pasan y al trago le quedan los restos de unos hielos que ya son casi agua otra vez. Sasturain habla de fútbol. Repite que para él los domingos son sagrados y que nunca se compromete porque mira los partidos y en especial los de Boquita. Mete un trago corto y habla de sus conocidos del tiempo. “Hay tantos”, dice. “Somos varios los futboleros. Yo escribo sobre que me interesa y a mí el fútbol me pasa”. Corte. Mira el reloj y apoya el vaso vacío. Pregunta si vamos cerrando. Sigue con el fútbol como relato. “Ahora todos los de Independiente hablan del Bocha ¿quién vio al Bocha? Se habrá muerto ya el último que lo vio”. Afuera ya no quedan autos. El frío no se desatornilló y el invierno, como el fulbo a Sasturain, pasa.
Entrevista junto a @franclavenzani / Foto: Nico Ferré
*Nota completa en Centrofóbal (centrofobal.com)

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