En el año 1976, mi viejo tenía poco más de veinte años. Nunca había salido lejos de su casa y le tocó hacer el servicio militar en Ciudadela. Alberto siempre cuenta que la tarde del 23 de marzo no fue igual. “Hacía más de veinte días que no salíamos de franco normalmente, estábamos acuartelados y ninguno de los superiores nos informó de nada, era todo aparentemente ‘normal’”.
Ese mismo día, los hicieron cenar alrededor de las siete de la tarde, antes de lo habitual. Después de la cena, se acostaron también temprano. “Nos habían provisto de una bolsa llena de colchonetas inflables, carpa, utencillos para comida. A esa altura, todos sospechábamos que algo iba a pasar, pero nada parecido a un golpe de Estado. A las once de la noche, nos llamaron a todos y alrededor de las once y media del 23, nos hicieron agarrar todo el equipo y formar en el playón central del cuartel”. Un tanto desconcertados escucharon las palabras del capellán del cuartel que los hizo rezar.
“Después llegó un teniente coronel y nos informó que a partir de ese momento el Ejército se iba a hacer cargo del gobierno del país. Nos cargaron a todos en camiones. Nosotros no sabíamos ni a dónde íbamos. De noche, los operativos los hacían los oficiales y suboficiales de mayor rango. Regresamos al cuartel cerca de un mes después. (…) Existió la complicidad civil y muchos estuvieron de acuerdo con que el Ejército tomara el mando. A nosotros, que éramos soldados rasos, nos traían comida y cigarrillos. (…) Nos hacían practicar luchas cuerpo a cuerpo y cavar fosas para ‘práctica’, decían, pero es muy posible que las hayan hecho para luego enterrar gente. (…) Siempre la consigna era ‘tirar, después preguntar’, y no al revés. Lo bueno es que ni a mí ni a todos nos daba para tirar, por suerte. Lo peor, es que si yo mataba a un tipo no pasaba absolutamente nada, eso indica el grado de impunidad que ejercían. (…) Mientras estuve adentro, no me di cuenta. Después cuando salí, varios años más tarde, leí el ‘Nunca más’ y me enteré de todas las atrocidades que cometieron los milicos en ese momento”.
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