La chica en la parada piensa qué suerte cuando divisa que viene su colectivo. Quiere estar en casa, no esperar nada y que el tiempo se le escurra y el asiento se ablande ya. Piensa que todo lo que detesta sucede lento. Asiento del fondo, pasillo, ventanilla a la derecha y boleto impar nunca capicúa. Se aburre de mirar la goma negra percudida de sus Loto mantenidos a pomada.
A mitad de camino sube el chico que siempre la mira pero que nunca le dice nada, ni hola. Él desfila por el pasillo, ella registra su buzo, su bolso, su jogging deportivo. Sabe que ahora él entrena también martes y jueves porque en la cancha de 11 pusieron reflectores nuevos.
Hoy su jogging luce más limpio. A las compañeras se les nota que nunca se embarraron en el campito. No se tiran al piso ni barren la pelota. Por qué no les gustará entrenar. Cuando baje las luces de la parada ya van a estar prendidas, piensa. Otra vez llegó temprano.
En qué piensa la gente cuando se desplaza. Qué cosas se les cruzarán por la cabeza. Algunos no miran por la ventanilla. ¿Médico, jubilación, trabajo, iglesia, banco o cementerio? Todo ese mazacote de fotos —piensa— se les quedará impregnado como la miel que no muere. Qué pensará el chofer. Veinte años el mismo recorrido, las mismas calles, las mismas casas distintas, todo lo mismo pobre tipo.
Qué pensará la vieja que se sentó adelante. Va con la cartera agarrada al codo tembleque y mira para todos lados. No quiere perderse nada. No le importa si son cinco o treinta y ocho pasajeros. La tengo calada a la vieja. Va a la cancha. Es verdad: sigue a la nieta los sábados. La dejan en una reposera atrás del arco de Pochola y no entiende los fallos.
Qué estará pensando la chica que mira el respaldo. Seguro que las iniciales de las parejitas y “Tigre manda”. Qué pensará el hombre que tiene los ojos tristes. Habrá viajado a cobrar, no hay duda. Qué fresco para alpargatas, señor. Mis Loto sí que se la aguantan. Espero que hoy vengan todas las chicas. Por algo me subí a este colectivo, el verdadero deportivo chiflete. Si hay una pelota tiro al arco, sola, no me importa que me digan la Tempranita.
Foto: Nico B Mansilla
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