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Mostrando las entradas de junio, 2025

Baúles y valijas

  Las valijas viajan solas, conocen paisajes internos. Se suspenden en el tiempo, en la oscuridad. Cada baúl las arropa, resguardan los sonidos, que tapan recorridos en plena soledad. Cierre hermético, sombra y pasado de ropas. Contemplación, ruido y silencio. Llegada presurosa. Claridad y búsqueda errada, y de nuevo el negro que acostumbra el cierre y otro viaje más. Llegadas, partidas y fin, que anuncian el continuado de maravillas y otros cuentos con finales templados.

El mar primero

  Arena en los pies, los consejos cuidados y los vendedores, graciosos, afónicos. El cielo al otro lado, la imaginación entera; los mapas de la escuela y el pizarrón dibujado. Fiambres, helados y gaseosas, el tiempo compartido, los humores del chofer y el tiempo consumido. Un regreso presuroso, una ruta despejada, la sonrisa de contar las vacaciones adelantadas. Olas alejadas, las fotos y el pic nic con arena. Mamá, los amigos y parientes, que nos ayudaron a ver el mar.

Siesta de ángel

No perturba la calma, acecha la culpa, se obstina el ensueño. El ángel no teje ni protege, escucha. Deambula, quizá: nadie sabe si es verdad. ¿Por qué los ángeles no nadan de espalda? Las alas no sirven más que para frenar o de última flotar, pero se mojan y, como las rocas, no pueden decir palabra. El pájaro nadó el pez corrió y el perro carreteó. Mientras —tranquilo avezado y dormido—, el gato camina: es jefe, patrón y esclavo cuando quiere o llega el dueño.