La sonrisa, el sol el viento entre las manos, y los pies movedizos. No es costumbre ni sed, y espía abierta y cerrada, con la nuca descansa. Los sueños azules son, si la noche acompaña, un velador que ampara. Los dedos en pinza, los movimientos cortados reflejan cariño o piden salida. De espaldas descansa, boca abajo trabaja y asoma al son de risas nuevas. A veces llora, a veces actúa, siempre ama.
Un poco de ficción en tiempos de pantallas.